La oportunidad que me ha brindado la Fundación Elena Barraquer de poder viajar a países en vías de desarrollo, para ayudar a operar a personas ciegas por cataratas, ha sido como un sueño para mí.
La experiencia es única de principio a fin: da increíble valor al trabajo en equipo, a nivel de estudiante de medicina, he tenido la oportunidad de poder ver cataratas avanzadas o diversas patologías que no se acostumbran a ver en nuestro medio, he aprendido además lo que es montar un quirófano con unas condiciones muy inferiores a las de aquí (falta de electricidad, de agua, de limpieza profunda…) además de poder conocer un nuevo país, con sus limitaciones, sus recursos tan diferentes a los nuestros, su comida, su gente: sus habitantes siempre tan generosos y tan agradecidos por nuestra labor. Es inexplicable lo que se siente el momento en que destapas los ojos a alguien y le devuelves la vista, lo felices que están los pacientes cada vez que llegábamos al hospital, cómo te cogen de la mano y te dan las gracias… el gracias más sincero que he recibido nunca. Esta expedición me ha enseñado muchísimo a distintos niveles. Solo puedo concluir que me ha inspirado para poder volver como doctora y poder ayudar a más personas.
Natalia del Cabo
Una enorme motivación fue nuestro motor: las ganas de devolverles la visión a un grupo de nigerianos que nos esperaban con el corazón y los brazos abiertos.
Preparativos interminables, trámites, visas, más vacunas y permisos, cada concreción nos acercaba más a este ansiado viaje.
Nos conocimos, nos presentamos y no hizo falta más; ya éramos amigos, de esos que comparten todo, desde sueño y hambre hasta risas y abrazos de felicidad. Y por sobre todas las cosas compartíamos un anhelo: formar parte de la Fundación Elena Barraquer en su tarea de luchar contra la ceguera evitable causada por cataratas y sacarlos de la marginación. Ofrecerles una vida más segura y abrirles posibilidades futuras.
Doce horas diarias de trabajo solo interrumpido por un almuerzo tan especiado como fugaz. Y ya estábamos nuevamente inmersos cada uno en su tarea, felices con el alma de ayudar a quienes tanto nos necesitaban.
Tati Sarubbi