Mozambique ha sido algo más que una experiencia. Como profesional, nunca había vivido algo similar, mi día a día lo he trasladado a un país donde nos necesitan.
Hemos operado a 247 personas a las que hemos ayudado, y eso es algo muy bonito y maravilloso.Tengo que dar las gracias a Elena Barraquer y su maravillosa Fundación, por hacer que este trabajo se pueda realizar en las mejores condiciones dentro de la precariedad que sufren allí donde vamos.
Gracias a Teté Ferreiro y María Bertrand, por ser el primer contacto y hacerlo fácil.
Gracias a cada uno de los integrantes del equipo, Dr. Borja Salvador y Sofía, Dr. Garcia Montesinos, Dr. Ares, Dra. Pascual, Marina, Berta y Alexia, por hacer un verdadero equipo, unidos, con un objetivo común, dando lo mejor de cada uno para que todo sea increíble.
Es una experiencia que te toca el alma.
Sin duda repetiría mil veces. Gracias.
Gema Márquez
Para mí esta expedición a Boane, Mozambique, va a ser una experiencia inolvidable e irrepetible. Aunque ya había ido a dos expediciones anteriormente, esta ha sido la primera que he como cirujano y es algo que no olvidaré. La verdad que la he disfrutado muchísimo porque la relación con todo el equipo ha sido fantástica, todo ha ido genial sin ningún problema importante y además creo que hemos hecho un gran trabajo, al acercarnos muchísimo al objetivo de 250 catarata (hemos operado 247). Ver la felicidad y el agradecimiento en las caras de personas que no tienen recursos después de haberlas operado, es una satisfacción personal que no tiene comparación y es la mayor recompensa que puede recibir un médico. En estos momentos hecho de menos a las personas y despertarme allí por la mañana, ya que han sido unos días muy intensos. Tengo muchas ganas de volver a participar en 2023!
Javier Montesinos
Aunque hacía mucho tiempo que tenía ganas de participar en una expedición con la Fundación Elena Barraquer, especialmente tras un viaje frustrado en 2020, poco me podía imaginar sobre la clase de experiencia vital que iban a suponer para mí los días pasados en Mozambique.
Por una parte me impactó mucho mi primera visita a África, con sus colores y sus gentes risueñas, pero también con sus duras condiciones de vida en las que cualquier problema de salud, que en otras zonas del mundo sería banal, puede truncar tu vida sin remedio.
Por otro lado, la sensación de que, a pesar de las largas jornadas de trabajo, estás haciendo algo que realmente te llena, estás ayudando a cambiar la vida de alguien que no ve únicamente porque ha nacido en un determinado lugar. 247 cataratas operadas y otras tantas sonrisas inigualables.
Y finalmente ha sido un gran placer vivir cómo 9 personas que en su mayoría no tenían experiencia ni se conocían, se han convertido en un equipo perfectamente engranado en una semana de madrugones y trabajo, pero también de risas, mil fotos y canciones. Alexia, Berta, Marina, Anna, Sofi, Gemma, Borja y Javi, gracias por estos días juntos.
Ha sido mi primera expedición, pero estoy seguro que no será la última.
Sergio Ares
Hay experiencias en la vida que no olvidaras por muchos momentos y hechos que las han marcado. Es el caso de esta expedición a Mozambique. Todo empezó con una cálida recepción en el aeropuerto de Maputo por María y Javier, de la Casa do Gaiato; y ese momento marcó el inicio de un cúmulo de momentos llenos de emociones. El alojamiento en Casa do Gaiato fue de lo más especial, el lugar donde nos despertábamos entre sonrisas y abrazos de los niños del orfanato y nos acostábamos cada día todos juntos con una sonrisa de satisfacción por lo conseguido durante cada jornada. El equipo que nos juntamos en la expedición fue espectacular, todos llenos de motivación por lograr nuestros objetivos y los de la Fundación; destacaría la humildad y el compañerismo y sobre todo la buenísima relación que establecimos todos desde el primer momento en que nos conocimos y que nos llevó hasta el final de la expedición siempre con la misma ilusión por ayudar a toda la gente que acudía a operarse. El momento más bonito… cuando ellos, nuestros pacientes, vuelven a ver la luz y lo comparten con nosotros, no tiene precio. En resumen, como anestesióloga esta ha sido una experiencia única a nivel profesional y que no olvidaré nunca, la repetiré tantas veces como pueda.
Anna Pascual
Equipo